“Augusto Pinochet fue un dictador, esencialmente anti demócrata, cuyo gobierno mató, torturó, exilió e hizo desaparecer a quienes pensaban distinto. Fue también corrupto y ladrón. Cobarde hasta el final, hizo todo lo que estuvo a su alcance por evadir la justicia. Estadista jamás”.
Así de categórica fue la respuesta del presidente de Chile, Gabriel Boric, al consejero constitucional de derecha, Luis Silva.
El abogado y numerario del Opus Dei de 45 años -que arrasó en las elecciones del pasado 7 de mayo, donde se eligieron a quienes redactarán la nueva Constitución chilena- había dicho en una entrevista emitida recientemente que admiraba a Pinochet por haber sido un “estadista”.
“Hay un dejo de admiración por el hecho de que creo que fue un estadista. Definitivamente fue un hombre que supo conducir el Estado. Supo rearmar un Estado que estaba hecho trizas”, señaló en una conversación con el periodista y profesor de literatura, Cristián Warnken.
“Lamentablemente, durante su tiempo a cargo del Gobierno de Chile, ocurrieron cosas que él no podía no conocer, que habría justificado y son atroces. Eso mancha lo que hizo por Chile”, agregó.